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martes, 12 de diciembre de 2017

LONDRES - West Kensigton y Holland Park


Este verano he visitado una de mis ciudades favoritas: Londres. Hacía exactamente 11 años del último viaje que, por cierto, fue durante unas Navidades muy frías y especiales.

Para mí Londres es rebelde, atrevida, innovadora y algo impertinente. Alternativa y también clásica (a veces demasiado clásica). Un conglomerado de culturas y pluralidades donde se nota la diversidad de la Commonwealth y su relación histórica con Gran Bretaña. Una de esas ciudades que visual y artisticamente me alimenta muchísimo.

En esta ocasión he disfrutado de un Londres diferente. Como ya conocíamos los tópicos de la Westminster Abbey, la Guardia Real, etc. hemos hecho rutas por otras zonas que no suelen ser objetivo de las típicas escapadas a la capital británica.



Mi intención es ir recopilando toda la experiencia de este viaje en diferentes post y guardar así las notas de los sitios nuevos que hemos descubierto. Algo así como un diario del descubrimiento de un nuevo Londres. 

Empiezo por el primer paso del viaje: conseguir unos billetes de avión baratos. En nuestro caso los teníamos desde primeros de abril (una osadía, pero es la única forma de conseguir un chollo de viaje). Segundo, un alojamiento. Y ahí viene la sorpresa. La intención era clara: un estudio pequeño e independiente para poder desayunar y cenar en casa la mayor parte de los días, o simplemente tener un sitio donde quedarnos a descansar una tarde de lluvia. Pues bien, Londres es de las ciudades más caras que he visto nunca (supongo que Tokio ganará por goleada, pero todavía no he tenido esa suerte). Pasamos 4 meses mirando casi todos los días las ofertas de Booking, Airbnb y todo el resto de webs parecidas pero era imposible encontrar algo que se ajustara a nuestro presupuesto. Llegó mediados de julio y todavía no teníamos un sitio donde dormir en el destino de nuestro programado viaje, hasta que apareció el milagro. Quizás por esperar tanto ya no había nadie buscando alojamiento para la primera quincena de agosto y encontramos un piso recién reformado con un pequeño jardín propio y encima en una zona estupenda. Y lo más importante, era la opción más barata de todas las que vimos.


El apartamento era un basement o sótano de una vivienda típica de la zona de West Kensington, a tan solo 8 minutos andando de la estación de metro y tren de Shepherd's Bush, y a dos paradas de metro de Notting Hill. Algo incómodo bajar por esa escalera tan empinada varias veces al día pero la recompensa llegaba al abrir la puerta y, sobre todo, al acceder al jardín particular de la casa y sentarte a tomar una cervecita. Todo un lujazo en plena calle Sinclair Garderns.


Por supuesto, estando en dicha zona era inevitable la visita a Holland Park. Se tardan solamente 10 minutos andando desde Sinclar Gardens. 

Después de ir hasta el final de la calle, cruzamos por Addison Gardens hasta Holland Road.



Es una pasada ver las vías del tren desde el puente. A determinadas horas hay mucha gente yendo o volviendo del trabajo.


Por fín llegamos a Oakwood Court, una calle residencial no muy transitada que tiene una ubicación privilegiada por estar al lado de Holland Park. 




Oakwood Court es un inmenso conjunto residencial de 12 bloques de casas con más de 200 apartamentos de diferentes tamaños. Estos bloques fueron construidos entre 1899 y 1930 los últimos. Me llamó mucho la atención la mezcla de estilo Eduardiano y Art Deco de las fachadas. Por una curiosidad insana pregunté por un piso en venta que tenía 3 habitaciones y un total de unos 200 m2. Impresionante: más de 3 millones de euros. Tuve que comentar que, de momento, no entraba en mi presupuesto. 



Dejando este conjunto residencial se accede al parque por el final de la calle.



Holland Park (es un parque público con 22 hectáreas de terreno, una parte del cual está ocupado por un auténtico bosque silvestre.



También alberga un jardín japonés conocido como Kyoto Gardens, donado por la Cámara de Comercio de esa ciudad en 1991. 



Y como no, el parque también tiene unos habitantes que siempre me han fascinado: los pavos reales. Me puedo pasar horas fotografiando sus plumajes. 


Por último, para terminar con la primera descripción del viaje y como broche final a la crónica de la zona de nuestro apartamento, terminamos la jornada con una estupenda cena en el restaurante Mustard, que tiene un menú muy variado y el servicio es estupendo.  


Y hasta aquí el primer resumen del viaje a Londres.

3 comentarios :

  1. En abril Javier y yo teníamos programado un viaje a Londres con bastante antelación al que finalmente no fui yo porque estuve ingresada, sino su padre.
    Por la dificultad para encontrar algo asequible y en zona céntrica acabamos reservando en un hotelito de cadena al lado de la noria, sin ningún encanto y desde luego nada barato ¡Qué suerte de última hora la vuestra, el apartamento es una monada y con jardín!!!!
    Nuestra idea también era descubrir un Londres más alternativo, así que tus posts de este viaje me desquitarán de no haber podido ir y me servirán de guía en mi próxima visita.
    Besazos

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  2. Piola, lo del apartamento ha sido una pasada. Ya pensábamos que teníamos que cancelar el viaje y perder los billetes cuando lo encontramos casi justo antes de la fecha de salida.
    Hay muchos Londres diferentes. No pude fotografiar todo pero intentaré publicar nuestros descubrimientos.
    Un besazo.

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    Respuestas
    1. Ya nos cuentas, yo iré el fin de semana del 15 de febrero a la London Fashion Week, ya tu sabes, y te contaré, muacksss

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