Este
verano hemos estado en la región de Poitou-Charentes, en Francia, y ha sido una
experiencia estupenda. Aunque conocía la zona desde hace muchos años, en esta
ocasión he podido ampliar mi visión positiva de esta parte del país vecino.
Tengo
que decir que Francia, junto con Italia, es de los países que más me gustan
(tal vez tenga algo que ver mi pasión por el arte y la gastronomía). Todo lo
que veo me sugiere.
De camino a la isla de Oléron, y atraídos
por la fama de las ostras de la zona, cogimos la carreterita que discurre
por el borde del Canal de Cayenne hasta llegar a la inmensa Cuenca de
Marenne-Oléron (la más grande de Europa en cultivo de ostras).
Nos encontramos con un centro de interpretación y un museo enorme en algo que llaman "La cité de l`Huître" (La ciudad de las ostras), y decidimos pasar por alto todo ese glamour y el cómodo aparcamiento para continuar con el coche hasta el final del canal, donde no parecía haber mucha gente.
Y otra vez tengo que agradecer esta manía inconformista que tiene una para no aceptar nunca lo más fácil y simple. Resulta que al terminar la carretera, el canal se abría al margen derecho del Seudre y había dos restaurantes. Junto a ellos, unas 5 naves de negocios de ostrería y uno especial que llamó poderosamente mi atención. Sencillo, limpio, lleno de detalles. Como si fuera una pescadería, con su exposición de ostras divididas por calibre en diferentes cajas. A un lado encontramos un pequeño espacio separado por una red y un par de mesas para comer. El menú, muy sencillo: ostras y vino blanco.
La costumbre es acompañar las ostras con rebanadas de pan de centeno y mantequilla salada. De esta forma, entre ostra y ostra, ese trocito de pan un poco salado te quita el sabor y te deja el paladar preparado para recibir otro tesoro.
Las ostras de esta zona terminan su crecimiento en "claires" (unos estanques poco profundos de fondo arcilloso). Ahí, debido a la presencia de un alga (la navícula azul), adquieren su característico color verde y un sabor muy especial.
Una de las cosas que más admiro de muchas tiendas y restaurantes de esta zona es el cuidado que tienen para unificar un cierto aire decorativo con un toque marítimo. Eso es algo que siempre me ha llamado la atención. Pero lo que ya me dejó desarmada es encontrarme este nivel de detalle en una simple nave de venta de ostras, donde la mujer del cultivador manejaba las ventas y nos atendía mientras degustábamos nuestro manjar.
Esto demuestra que no hay que gastarse mucho dinero para tener un espacio con encanto, personalidad y coherencia. Solo se necesita un poco de cariño y mucho gusto por el detalle. Fijaros en ese taburete hecho con una nasa.
Reconozco que no solamente tomamos una docena. Bueno, perdonadme por no detallar el número final de las que cayeron. TREMENDO!! Pero es que el precio era de estupendo: 6,90 € la docena del calibre 2 y 6,30 € la del calibre 3. Y las mejores fueron las que denominan "especiales", que maduran unos 2 meses en los "claires" y tienen una carne más firme y un gusto más acentuado.
En fín, una auténtica gozada poderte dar un atracón de algo que, por obvios motivos, no sueles consumir diariamente. Yo pensaba que ya se me pasarían las ganas de ostras durante un largo tiempo, pero NO. Ahora mismo me tomaba otra docena yo solita.
Y a vosotros ¿Os gustan las ostras?
En fín, una auténtica gozada poderte dar un atracón de algo que, por obvios motivos, no sueles consumir diariamente. Yo pensaba que ya se me pasarían las ganas de ostras durante un largo tiempo, pero NO. Ahora mismo me tomaba otra docena yo solita.
Y a vosotros ¿Os gustan las ostras?
Como me alegro que hayas disfrutado tanto del verano Elena!!! Qué sitios mas pintorescos y bonitos... a mi me chiflan las ostras, ese sabor intenso a mar que tienen, no las he probado con pan de centeno y mantequilla salada, habrá que hacer la prueba a ver si la mano humana es capaz de superar a la madre naturaleza. Un beso guapa
ResponderEliminarComo me alegro que hayas disfrutado tanto del verano Elena!!! Qué sitios mas pintorescos y bonitos... a mi me chiflan las ostras, ese sabor intenso a mar que tienen, no las he probado con pan de centeno y mantequilla salada, habrá que hacer la prueba a ver si la mano humana es capaz de superar a la madre naturaleza. Un beso guapa
ResponderEliminarSiento que esta siguiente frase vaya a otorgarme un punto negativo, pero ...no, no puedo con las ostras... te listaría las causas, pero seguramente son las mismas que a ti hacen que te encanten!!!
ResponderEliminarPero es igual, me gusta la estética, me gusta la forma y belleza que tienen, me gusta "todo" lo que las rodea.... y me ha encantado este primer post...esperando los siguientes....
Por cierto..yo no puedo ver la última foto...queda el recuadro vacio sin foto.....
ResponderEliminarMe alegra saber que has disfrutado tanto del entorno como del producto que has comido. Imagino que tu periplo por aquellos lares seguirá en próximos post. He de decirte que no puedo con las ostras. Parece mentira que sea una persona que vive al lado del mar, pero lo marino en general no va conmigo. Es algo que tengo que superar algún día de estos.
ResponderEliminarLas he probado en alguna ocasión, pero no puedo con su textura.
Espero impaciente tus próximos post.
Un beso.
Me encaaaaaaaaaaaaantan las ostras. He tenido la suerte increíble de, a pesar de que nací en una familia muy sencilla, mi padre trabajó durante muchísimos años en una lonja, como conductor, transportando pescado y marisco.
ResponderEliminarLo que significa que, básicamente, me he puesto hasta las orejas de ostras (favores que se pagaban con cajas de género) y de almejas frescas. Me quedo con las segundas, si son buenas, son espectaculares. Pero no hago ascos a las ostras, uf que maravilla!
Ostras! Y eso que no me gustan, pero me han entrado hasta ganas de probarlas. Tienes la habilidad de transportarme a esos lugares contigo. Me imagino a mi misma en Francia, comiéndome alguna de las muchísimas variedades que tienen de quesos y que me encantan, una copita de champagne de esos de aguja como yo les llamo.
ResponderEliminarUn besazo
Eli
Pues a mi si me gustan, aunque sólo las he probado con un poco de limón. ¡Qué suerte haber podido disfrutar de las ostras y de eso lugares tan estupendos!
ResponderEliminarBesos
Cristina
Ay, que me has pillado. Que siempre he tenido problemas con estos bichos hasta que hace poco me tomé una en Casa Gerardo y me cambió la perspectiva por completo. Pero tomarlas solas creo que todavía se me hace un poco cuesta arriba. Y no es porque sea mar, sino por su textura gelatinosa, me pasa un poco con los callos o las manitas.
ResponderEliminarQue conste que tu viaje me da envidia, y mucha.
Besos enormes.
¡Hola Cósima! Pues ya que preguntas abiertamente si nos gustan las ostras, y puesto que hay cierta confianza, te respondo abiertamente y te cuento que las ostras no son de mi devoción. En general me pasa con el marisco, y mira que el pescado lo antepongo a la carne, pero no me ocurre lo mismo con el marisco aún viviendo en el mismo entorno. Hay mariscos con los que soy más transigente, pero con otros no tanto, y eso me pasa con las ostras. Recuerdo la primera vez que entraron en casa de mis padres. Te vas a echar las manos a la cabeza de espanto, pero como mi madre no las podía abrir, las tiró a la basura. ¡Sí! Tal cual lo lees. Esta anécdota, comentada a amigos y familiares, hace que se alarmen por lo que mi madre llegó a hacer. Cuando esto ocurrió yo era una cría y ni idea de estas cosas, pero es de esas historias que quedan para contar como anécdotas cuando estás con más gente.
ResponderEliminarYo no habría disfrutado tanto como tú de un buen plato de ostras, pero mientras tú tirarías por lo salado en ese entorno, yo sería feliz con otro tipo de comida que nada tiene que ver y que seguro que adivinas, je je je.
Me alegro que hayas disfrutado mucho de tus vacacaciones :))
Un beso y feliz finde.
Estas fotos me han servido de inspiración!
ResponderEliminarte sigo
Me encantan las ostras. La deco es preciosa e ingeniosa
ResponderEliminarMe encantan las otras, ya pudiste comprobarlo en Valencia y por ese precio, yo también me hubiera puesto TREMENDA.
ResponderEliminarImpaciente por el próximo artículo del viaje.
Bss,
Silvia
Te lo has pasado bomba!!1 jajaja me alegro mucho, mira que me gustan las ostras, y no las pruevo apenas porque mi mujer no las soporta y claro comprarlas solo para mi no se.... total que tengo unas ganas de catarlas, y tu vas y me pones esto delante jajaja.
ResponderEliminarBesos y feliz domingo.
Ettore
A veces nuestro inconformismo, nos hace precisamente salir de nuestra zona d confort y siempre terminamos hallando algo. En tu caso, un sitio peculiar con decoración persuasiva y con un encanto al paladar, ostras.
ResponderEliminarNo soy muy apta a muchas cosas del mar pero, me ha encantado leerte después de mucho tiempo.
With love,
Mary.
Cósima! que viaje más bonito, Francia es realmente precioso, tienes razón! Nunca he provado las otras, tampoco he tenido ocasión, aunque me hechan un poco para atrás, no ser, aunque como eso de las patatas, a lo mejor las pruevo y no puedo comer solo una, jeje!
ResponderEliminarMuchas gracias, linda! Un fuerte abrazo y feliz semana!
Sólo las he probado una vez y porque, como dice mi padre, en esta vida hay que probarlo todo.
ResponderEliminarNo es lo mío desde luego y me encantaría que me gustaran porque oír hablar a los pro-ostras como tú hace pensar a uno que se pierde lo más de lo más.
Maravillosas fotografías las de la ostra y las conchas y totalmente de acuerdo con lo que cuentas del local.
Besetes
Hola Cósima!! menudas ostras guapa!!! Que lugares más chulos, y que experiencia de inmersión en el mundo huître!!! Lo de la mantequilla salada es una de las cosas que más me gustan de los franceses. Las que encuentro en España no tienen ni color, así que a veces lo que hago es poner un poquito de mi sal sobre la mantequilla que me gusta (toma nota del truqui). A tu pregunta.... Si!! locamente!!
ResponderEliminarMon Dieu! Que vacaciones tan estupendas has pasado este verano, Francia es perfecta para desconectar unos dias, descansar y comer ja ja ja y ya veo que no has perdido la oportunidad de probar unas buenas ostras ;-)))
ResponderEliminarMmmm! Ostras por Dios!
ResponderEliminarMe he perdid omil posts tuyos! Voy corriendo!
ene
Hola, yo soy de un lugar en la costa de México y allá se acostumbra comer las ostras marinas, q frescas, son muy ricas, pero he probado en Amsterdam y en Lille las fine de claire 2, y me han parecido deliciosas, en ambos lugares me las dieron acompañadas de limones amarillos, y una especie de salsa? como de vinagre con cebolla morada, alguien sabe cómo se prepara ésta, digo,de este lado del Atlántico me será muy difícil conseguir las fine de claire, pero quizá pueda preparar ese acompañamiento y aplicarlo a las marinas
ResponderEliminarHola, yo soy de un lugar en la costa de México y allá se acostumbra comer las ostras marinas, q frescas, son muy ricas, pero he probado en Amsterdam y en Lille las fine de claire 2, y me han parecido deliciosas, en ambos lugares me las dieron acompañadas de limones amarillos, y una especie de salsa? como de vinagre con cebolla morada, alguien sabe cómo se prepara ésta, digo,de este lado del Atlántico me será muy difícil conseguir las fine de claire, pero quizá pueda preparar ese acompañamiento y aplicarlo a las marinas
ResponderEliminarPerdona Cat.r por tardar en responderte. En Francia siempre he comido las ostras con limón. Una docena de ostras, una botella de vino blanco y una bandeja de pan para untar con mantequilla y poder intercalarlo entre ostra y ostra. Lamento no poder ayudarte.
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